“Sala Transitoria. Del espacio sacro a la instalación merecida”. Por Giselle Gómez, 2001. En: La Gaceta de Cuba, nº 5. Frag.
[...] Sus trabajos más recientes dan fe de un artista cuya poética es constantemente desplazada hacia zonas inexploradas por la plástica cubana. No se trata en su caso de la elección de asuntos rebuscados o cuestionamientos cuya esencia difiere demasiado de las preocupaciones recurrentes de otros creadores cubanos. Creo que la distinción se puede establecer a partir de sus propias concepciones sobre el arte. Así, desde las locaciones poco usuales que protagonizan sus trabajos, y que paradójicamente se engarzan con situaciones cotidianas o encaminadas exprofeso hacia la desmemoria colectiva, Henry Eric intenta, a través del arte, otorgar o restituir el lugar que a su juicio merecen estos fragmentos de historia nacional. Otra característica arraigada a la hora de enfrentar tales asuntos es el desprejuicio para transitar entre géneros. Su formación como escultor en el ISA no impide al artista valerse de otros medios expresivos como el video, la fotografía, la intervención pública e incluso la conformación de un equipo sui generis encargado de producir y distinguir desde hace dos años, tanto sus trabajos como los de otros creadores.
Pero solo cuando nos acercamos al resultado final de su obra, comprendemos por qué hablamos de un artista que realmente se mueve en otra cuerda. Percibimos entonces que a lo que nos muestra, le anteceden rigurosas jornadas de un largo proceso creativo. Y no se trata únicamente de rigor técnico, el cual ha sido, incluso, cuestionado ante la incapacidad de interpretar abiertamente las connotaciones que implican sus desafíos formales de los medios de expresión tradicionales; estamos hablando aquí de un trabajo que se ampara en la investigación histórica, el análisis sociológico, el intercambio vívido con el espacio elegido y sus habitantes, pero sobre todo en una personal metodología de trabajo que quebranta cualquier norma de creación artística, incluso las nociones de artisticidad de algunos creadores y críticos supuestamente entendidos en arte contemporáneo. [...].